Creador 3.0: ¿Cómo nace una idea?

Flixxo
3 min readJul 13, 2022
Neuronas trabajando en red para formar una nueva idea.

Las ideas son una red

Según el escritor norteamericano Steven Johnson, en una gran charla TED que acompaña este artículo, una idea no es una cosa aislada. Una idea es una red. Dentro del cerebro, una idea, una idea nueva, es una nueva red de neuronas moviéndose en sincronía en una nueva configuración que no se había formado antes. Nos gusta creer que las grandes ideas son epifanías, revelaciones, un momento ¡eureka! Pero, en realidad, suelen ser un conjunto de partes que siempre estuvieron ahí. Tomamos ideas de otras personas, de personas de las cuales hemos aprendido, de textos que hemos leído, de charlas casuales que hemos oído; las entretejemos de una manera nueva y creamos algo nuevo. Ahí es cuando realmente sucede la innovación.

Trasladando esto a estructuras sociales, la libre interacción con el otro, la heterogeneidad de ideas propicia la invención. Juntarnos a tomar un café con alguien que tiene un punto de vista distinto, una cultura distinta o un conocimiento distinto, abre la puerta a que se cree algo similar a ese movimiento sincronizado de las neuronas. A que reacomodemos estos nuevos pensamientos, los unamos a los nuestros y que surjan nuevas ideas.

El espíritu de la Web3 tiene esta esencia, la de la reunión, la de la creación y la inteligencia colectivas. Internet se ha transformado en una especie de ágora, un lugar donde todos confluimos, donde nos reunimos, propiciando niveles de innovación nunca antes vistos. La cultura Open Source, en donde cualquiera puede meter mano para modificar una creación, habilitando a que otros también intervengan incluso sobre mi modificación de la obra, abriendo varias ramas de creatividad y la productividad, es hija de la internet. Y es replicable a otras disciplinas más allá de la programación. Las criptomonedas y la tecnología Blockchain, nos devolvieron el sentido de propiedad digital y permitieron el tejido de redes rizomáticas — como el jengibre, la menta o el bambú — de raíces infinitas y horizontales, que florecen en cualquier parte y, aunque parezcan plantas aisladas, están interconectadas debajo de la superficie. Cada vez somos más conscientes del poder de nuestras propias conexiones y de cómo los gigantes de la web 2.0 han crecido y amasado billones de dólares a partir del control que ejercen sobre éstas.

Esta tormenta perfecta es un gran caldo de cultivo ya no sólo para la innovación, sino para la revolución. Y formando guerrilla, palpando esa revolución, hoy el Creador 3.0 está dando sus primeros pasos.

Es interesante el ejercicio de escribir de uno mismo en tercera persona, a veces nos da perspectiva de quiénes somos y qué hacemos. A ver cómo me sale.

Sobre el autor de este artículo

Adrián Garelik (yo), es entre otras cosas guionista de cine y TV, y durante 10 años estuvo detrás del mostrador de su videoclub. Pero también es entusiasta de la tecnología, y está involucrado en el universo Web3 desde antes que a alguien se le ocurriera llamarlo Web3. Fundador de varias empresas que conforman un ecosistema de Creadores 3.0, impulsó la plataforma de streaming Flixxo.com, el mercado de arte digital iberoamericano Carnaval.art, la plataforma de crowdfunding Bluebits.club, y es mentor de la hackathon audiovisual MediaHack.

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