¿Qué es la Web3?
Antes de ponernos a teorizar y filosofar — y vamos a filosofar mucho — , dejemos claros algunos fundamentos. Todo empezó en los ´90 con la Web 1.0, cuando se masificaron un conjunto de protocolos descentralizados, aun vigentes, que nos permiten enviar mensajes entre pares — el eMail — o hostear y visualizar páginas con cierta complejidad visual — el protocolo HTTP — . La información en la Web1 es unidireccional, los usuarios entramos a leer el periódico, chequear el clima o ver información bursátil.
La Web 2.0 nace en los 2000, con el avenimiento de las redes sociales, y las inmensas compañías que centralizan y monopolizan el acceso a la información, y se quedan con toda la torta de la monetización. La información que buscamos en la Web2 es generada por pares: lo que consumimos es el contenido que otros usuarios suben, sus post, fotografías y videos. Pero el dinero no va a los creadores de ese contenido, sino a Meta, Twitter, Google y otras corporaciones gigantescas.
En la Web 2.0, donde todos aportamos contenidos, nace el creador 2.0, el YouTuber, Instagramer, Twitcher. El influencer. La marca personal, la industria detrás de un creador individual. El streamer que en su habitación en casa de sus padres genera videos que son consumidos por decenas de millones de usuarios. Florecen contenidos que carecen de valores de producción, pero que pegan masivamente en las nuevas generaciones de consumidores. Durante estos mismos años, plataformas como Netflix ven el hueco y toman por asalto la industria del creador 1.0, la reconfiguran, la paternalizan. Monopolizan la demanda de contenidos de alto valor de producción. Se quedan con todo.
La Web 3.0 propone un regreso a los protocolos descentralizados, con un usuario más fuerte y responsable de sus datos y contenidos, y una distribución más transparente y justa de la monetización. Esta vez, de la mano de tecnologías como Blockchain, los usuarios tienen voz y voto en la creación, operación y gobernanza de estructuras, protocolos y modelos. Criptomonedas y NFTs surgen como herramientas para transformarnos en “dueños” de nuestra presencia digital, y los metaversos crean universos de la mente, donde las reglas esperan ser escritas y donde el contenido necesita explorar nuevas narrativas y modos de consumo.
Pero esto es solo una oportunidad. Si dejamos que empresas como Meta definan el rumbo de los metaversos, volveremos a una web centralizada y controlada por grandes jugadores. Consumidores 3.0 creen en los valores de la descentralización y, si queremos alcanzarl@s debemos abrirnos a las reglas de su juego.
En la Web3 nos logueamos conectando nuestra billetera virtual, que nos da acceso y soberanía sobre nuestra identidad, finanzas y titularidad de nuestros activos digitales. Somos responsables de nuestra llave privada — gran poder, gran responsabilidad — y nuestra identidad es seudónima. En la Web3 no existe “olvidé mi contraseña”.
Esta Web, más justa, más descentralizada y colaborativa — y más compleja — , invita al surgimiento de un creador que lleve como estandarte esos mismos valores.
Este artículo forma parte de una serie de pequeños post sobre el Creador 3.0. Aquí los links a toda la serie:
Creador 3.0: de la Web1 a la Web3
Creador 3.0: ¿Cómo nace una idea?
Es interesante el ejercicio de escribir de uno mismo en tercera persona, a veces nos da perspectiva de quiénes somos y qué hacemos. A ver cómo me sale.
Sobre el autor de este artículo
Adrián Garelik (yo), es entre otras cosas guionista de cine y TV, y durante 10 años estuvo detrás del mostrador de su videoclub. Pero también es entusiasta de la tecnología, y está involucrado en el universo Web3 desde antes que a alguien se le ocurriera llamarlo Web3. Fundador de varias empresas que conforman un ecosistema de Creadores 3.0, impulsó la plataforma de streaming Flixxo.com, el mercado de arte digital iberoamericano Carnaval.art, la plataforma de crowdfunding Bluebits.club, y es mentor de la hackathon audiovisual MediaHack.